Artículo
(Fecha: 05/12/2002)


Flexibilidad como estrategia

Pablo Spiller
Catedrático de la Universidad de California, Berkeley y Director de LECG, LLC
 

La casi inevitable entrada en convocatoria de acreedores de la segunda aerolínea más grande de los EE.UU., United Airlines, es una muestra más de como la flexibilidad laboral, tanto para países como empresas, es fundamental para ajustarse eficientemente a shocks externos. La tabla adjunta muestra que las dos aerolíneas más grandes de los EE.UU. están en una situación muy precaria. United, casi en la puerta de la bancarrota, y American, unos pasos más atrás, tienen ratios de deuda sobre patrimonio muy elevados (United llegando casi a 8). Ambas empresas han estado sufriendo pérdidas, entre ambas llegando a cuatro billones de dólares en los nueve primeros meses de este año. De manera conjunta, ambas aerolíneas tienen una capitalización total de mercado que no alcanza el billón y medio de dólares, menos que la nueva entrante Jet Blue, y bien por debajo de sus valores de libros. Por el otro lado, las "grandes pequeñas" Southwest y Jet Blue, tienen un endeudamiento bajo, ganancias y un valor de mercado que excede con creces el valor de sus libros.

Las grandes achacan su situación financiera al acto terrorista de setiembre de 2001. Si bien ambas perdieron 40% de su valor de mercado el día que se reabrió el mercado después del atentado y nunca lo volvieron a recuperar, Southwest sólo perdió el 24%, y lo recuperó en seis meses. La diferencia de comportamiento entre las chicas y las grandes no es resultado exclusivo del tamaño, sino también de la tecnología y cultura de management que caracteriza a Southwest y a Jet Blue. Las aparentes des-economías de escala son, sin embargo, importantes en este caso. Para ello hay que entender porqué United y American venden cada una tres veces tanto como Southwest (Jet Blue tiene dos años y medio y se cotiza en bolsa desde abril de este año).

United y American han tratado de ser la misma empresa para todo tipo de mercado. Mercados de larga y corta distancia, de alto y bajo volumen de tráfico, turísticos o mayoritariamente de negocios. Con este objetivo, han acumulado una flota de aeronaves altamente compleja, que requiere distintos tipos de pilotos, repuestos y mantenimiento, mecánicos y personal de abordo para los distintos tipos de aviones. La complejidad de la flota y del personal implica un costo promedio más elevado para United y American que para empresas como Southwest y Jet Blue, que operan un solo tipo de aeronave. Esta diferencia se ve agraviada por una cultura de rigidez sindical en United y American, comparada con una cultura de flexibilidad laboral en las Southwest y Jet Blue. La inflexibilidad laboral y de flota lleva a que las grandes compañías aéreas tengan un costo promedio casi un 50% más elevado que las pequeñas.

El shock del 11 de setiembre tiene que ser visto con esta perspectiva. Una empresa dinámica, con flexibilidad laboral y tecnológica, puede absorber shocks externos fuertes. Una empresa inflexible, con reglas laborales rígidas, y con tecnología con poca adaptabilidad no podrá ajustarse a dichos shocks. Las empresas con poca flexibilidad sólo son factibles en entornos muy estables o en situaciones de monopolio. En el caso de las aerolíneas, la desregulación de 1978 les otorgó una ventaja a las grandes al permitirles cubrir rápidamente todo el territorio de los EE.UU. y ajustar sus planes de marketing a una estrategia nacional. Las otras empresas, con dimensiones menores, perdieron en el camino (Braniff, TWA, Eastern, y demás). Sólo Delta se mantuvo independiente y redituable, y ello sobre la base de una flexibilidad laboral única para una grande (sus empleados no han sido todavía sindicalizados). La ventaja inicial le permitió a las grandes empresas del sector poner debajo de la alfombra sus ineficiencias laborales y tecnológicas. Pero lo que la desregulación da, ella toma. La libre competencia eventualmente puso en cuestionamiento la supervivencia independiente de las grandes empresas.

Ahora United pide ayuda financiera al estado americano para poder evitar la convocatoria. Si bien la ayuda financiera permitirá postergar una convocatoria, su supervivencia de largo plazo está ligada a una drástica reestructuración interna. Sin una fuerte reestructuración y cambio en la cultura laboral, su supervivencia está en duda. La importancia de la flexibilidad laboral para adaptarse a shocks y crecer es tan importante para empresas en mercados competitivos como para un país como la Argentina en un mundo globalizados.